2001: una odisea espacial (1968)

La pel·lícula de ciència-ficció per excel·lència de la història del cinema narra els diversos períodes de la història de la humanitat, no només del passat, sinó també del futur. Fa milions d’anys, abans de l’aparició del “homo sapiens”, uns primats descobreixen un monòlit que els condueix a un estadi de intel·ligència superior. Milions d’anys després, un altre monòlit, enterrat en una lluna, desperta l’interès dels científics. Finalment, durant una missió de la NASA, HAL 9000, una màquina dotada d’intel·ligència artificial, s’encarrega de controlar tots els sistemes d’una nau espacial tripulada.

“Acabo de ver su película 2001. Mi mujer y yo condujimos ochenta kilómetros para verla. Durante el viaje de vuelta tratamos de discutir tranquilamente lo que habíamos visto, pero invariablemente acabábamos gritándonos. Si hubiésemos vivido ochenta kilómetros más lejos del cine posiblemente habríamos encontrado alguna respuesta antes de llegar a casa—algún tipo de solución con el que hubiésemos podido convivir. 2001 me costó cinco dólares. Creo que, por mis cinco dólares, tengo derecho a alguna respuesta.”

Esto es lo que escribió Ansel H. Smith, de Louisiana, a Stanley Kubrick en 1969. Ni él ni ningún otro ha conseguido una respuesta.

2001, que se estrenó en marzo de 1968, ocho meses antes de que el Apollo 8 fuese lanzado para el primer viaje a la luna, comenzó a rodarse en diciembre de 1965. Estaba basada en dos obras de Arthur C. Clarke, El vigilante (con una extensión de 11 páginas) y la novela El fin de la infancia.

El relato cuenta desde el descubrimiento del arma por parte del hombre prehistórico (con ayuda de un misterioso monolito negro enviado por extraños del espacio exterior), hasta un futurista viaje espacial cuyo fin es descubrir el origen de otro monolito en la Luna. Durante el viaje, el ordenador de la nave trata de hacerse con el control, mata a tres de los astronautas que hay a bordo, y, finalmente, es «asesinado» por el último tripulante. Kubrick controló la producción rodando incluso las más exóticas escenas, como la africana «alba del hombre», en un estudio. John Alcott, encargado de la fotografía adicional, recuerda que Kubrick quería

una luz muy débil, como la de un amanecer, y habría llevado meses rodar cada toma en Africa… Stanley construyó un proyector de 10 x 8 para proyectar las fotografías del fondo sobre una pantalla… Las transparencias fueron realizadas exclusivamente a partir de fotografías hechas en Africa con precisas instrucciones de Stanley. Sin embargo, el escenario del estudio tenía tal anchura que uno tenía la sensación de estar allí de verdad.

John Kobal. Las 100 mejores películas. AE.1990, 65-68